Un escritor de Hong Kong, Tao Jie, dijo una vez: Cuando seas viejo y mires hacia atrás en tu vida, descubrirás que: cuando te fuiste a estudiar al extranjero, cuando decidiste hacer tu primera carrera, cuando elegiste a una persona de la que enamorarte y cuando te casaste, son todos en realidad cambios drásticos en tu destino. Sólo que en aquel momento, ante una bifurcación del camino, con mil mástiles en los ojos, el día en que hiciste tu elección era, en tu diario, bastante aburrido y mundano, y en aquel momento se pensaba que era un día cualquiera en tu vida. El dolor que sentiste, además de por estar enfermo, fue provocado por tus valores. Y no real. No hay necesidad de pararse a los 50 años y lamentar la vida que tuviste a los 30, o el amor que tuviste a los 17. No podemos pararnos en las alturas de los años posteriores y criticarnos a nosotros mismos entonces, no es justo. Si tuviéramos que hacerlo todo de nuevo, seguiríamos tomando las mismas decisiones con la misma mentalidad y experiencia que teníamos entonces. Así que aprende a hacer las paces contigo mismo, y acéptate por lo que eres en cada momento.



¡Vacío!